jueves, 26 de diciembre de 2013

Temporada de la matanza del cerdo.

Año 1972, con mi madre, Victorino y Herminio.
 
 
 

EL DIA DE LA MATANZA


El día de la matanza
afilar bien el cuchillo
pues tiene la piel muy dura
éste animal que le llaman
generalmente cochino.

La primera operación
es hacerle una sangría
cortando la yugular
y llegarle al corazón
en caso de rebeldía.

Se va cogiendo sangre
se remueve con un palo
así pudiendo evitar
que se llegase a cuajar
pues ya de no acertar
tendríamos que tirarlo.

Y ya en el siguiente paso
se le rocía con alcohol
se le da un buen chamuscazo
se le lava con tesón
frotando con un tejón
por arriba y por abajo.

Se le pone panza arriba
se le hace largos cortes
se le mueve la barriga
para sacarle las grasas
la tela que todos llaman
en la que están los riñones.

Continuando con las grasas
hay otra que es más finilla
donde encontramos el bazo
y que se llama toquilla.

Siguiendo con la labor
se le va sacando el vientre
poco a poco con humor
pues por un pequeño error
se reventaría el paciente
y nos tiraría el olor.

Las tripas que así las llaman
empiezan por el cular
siguiendo al lao del mondejo
y llegando hasta el final
que unos le llaman ceguillo
y otros le llaman pastral.

Y buscando con tesón
hallamos las asaduras
con ellas el corazón
agarradito al pulmón
pues son las piezas más puras.

Llegamos a las costillas
punto clave del cochino
junto a ellas hay una pieza
que se llama solomillo.

Entre costilla y costilla
hay un excelente hueso
unos le llaman el pique
también le llaman rosario
pero que nadie le quite
ese verdadero nombre
que siempre será espinazo.

Siguiendo con interiores
se me olvidó el intretiesco
que se compone de grasa
lleno de habas en el centro
llevando los intestinos
que son muy largos y finos
que van desde el panzo al ciego.

Cubiertos con los tocinos
encima de las costillas
se encuentran sus lomos finos
en forma de dos cintillas.

Ya en el exterior del cerdo
están morro, orejas, patos,
por encima de los cuales
también están los zancajos.

El rabo bonita pieza
mejor de él no digo nada
pues le tengo un gran respeto
es una pieza sagrada.

Con estas cuatro palabras
no creo molestar a nadie
aunque en poca cantidad
con mi mejor voluntad
os he invitado a morcilla
a chorizo y a jamón
no se si os habrá gustado
pero cuando habéis probado
y decíais: qué maravilla
qué chorizo, qué jamón,
qué buena está la morcilla
a mi siempre me habéis dejado
con grande satisfacción.

Y si en años sucesivos
sigo haciendo la matanza
seguiremos reunidos
los familiares y amigos
y llenaremos la panza.

Hoy me puse yo a pensar
al lado de un avellano
y no pude calcular
la cantidad de cochinos
que han adobado mis manos.

Dejando todo a un  lado:
que si engorda....que si es malo,
que si da colesterol,
otros que no lo han probado
por llevar bien el control
lo mismo las han guiñado
y con ganas se han quedado
de pegar un buen bocado
al que llamamos lechón.

Aunque lo siento en el alma
lo digo sin condiciones
que estoy ya de hacer matanzas
hasta los mismos cojones.


          Mi vecina.









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